Es evidente que vivimos en
tierras difíciles sometidas a un duro clima extremo. Al igual que entendemos que
vivimos en un área de escasas precipitaciones, temperaturas heladoras en
invierno y asfixiantes en verano, debemos de ser capaces de entender que nuestro paisaje está limitado y adaptado a estas condiciones.
Los vecinos del Jiloca, somos los
primeros que infravaloramos, descatalogamos y nos hacemos pequeños cuando toca
defender nuestro paisaje. Un paisaje con mucho potencial que si aprendemos a
mirarlo y comprenderlo seremos capaces de ver una belleza diferente que nos
hará en primer lugar “valorar” y en segundo lugar poder “defender” y “vender”
nuestro territorio.
Son muchos los recursos que
identifican nuestro paisaje: antiguas parideras, campos de viñas casi en
extinción, almendros, barranqueras que aprovechan las aromáticas, chopos
cabeceros….. En esta entrada sobre identidad
del paisaje del Jiloca vamos a empezar por un componente que probablemente ha
pasado desapercibido para muchos de vosotros, el cual ni siquiera os habíais
parado a pensar que fuese parte del paisaje, son “las alpacas”. Desde siempre me han llamado la atención y han sido
las protagonistas de muchas de mis fotos. Desde mi punto de vista son
componentes esenciales de nuestro paisaje, identifican los medios de vida en el
medio rural y embellecen los recién cosechados campos de maíz.
El sector agrícola es primordial
en nuestra zona. En la vega del Jiloca, paseando por cualquier camino vislumbran
los campos de maíz, nos ofrecen colores alternantes verdes y amarillos, un
atractivo contraste cambiante según la época del año.
Los campos amarillos-amarronados
ya están preparados para ser cosechados a finales de año y en poco tiempo ya se
empiezan a ver rebaños de ovejas, grullas y mirlos que se aprovecharán del sobrante. Una vez recogida la cosecha,
las alpacadoras comienzan su tarea y enero es la época perfecta para pasear y corroborar que
el paisaje de la vega destaca por sus grandes extensiones de campo con alpacas
colocadas aleatoriamente y que coincidiendo con el ocaso destacan por su
precioso color miel.
Cada vez que salgo a pasear sea
el lugar que sea, siempre hay algo que me llama la atención, un tronco en el
suelo, los colores del campo, un rebaño, la construcción de las parideras, los
atardeceres..,etc. Algo tan insignificante como pueden parecer las alpacas,
siempre me dejaron perpleja con sus formas cilíndricas y su colocación en los
campos.
Llevaba tiempo queriendo escribir
sobre las potencialidades de nuestro paisaje. Siempre me ha dado rabia e
impotencia oír hablar mal nuestro territorio y todavía no logro entender a
aquellos que no ven belleza en lo que nos rodea. Entre todos debemos saber
sacar partido a lo que tenemos y mirarlo con ojos de cambio de luces, colores y
sombras, buscar aquellos componentes que hacen diferente y rico nuestros
parajes. Espero con la ayuda de todos podamos hacer un catálogo destacable de
los componentes que hacen único nuestro territorio. No dudes en escribirnos y trasmitirnos lo que
para ti es esencial en nuestro paisaje.
Porque nuestro territorio lo
merece
¡Que no tengan que venir a decirnos, el Jiloca
también es bonito¡
Carmen Alijarde
No hay comentarios:
Publicar un comentario